Elegiremos volar. No echaremos raíces en el suelo. Porque si echo raíz muero y yo quiero ser eterno. Eterno y no astronauta.
Llámenme. Háganme inmortal. Manténganme en sus mentes, en sus lágrimas, y sobretodo, en sus sonrisas.
Inocencia. Niñez. Ilusión. Seremos niños detrás de las barbas. Las barbas como madurez mental. Niños como ilusión e inocencia. Adultos como crudeza.
Y nos abstraemos. Al pensamiento. Y él nos permite volar otra vez.
Volar como volamos del nido. Creamos nidos y desarrollamos pensamiento basándonos en esos nidos.
Y ni dos, ni tres. Serán muchos los que se posen en tu nido. Muchos pasarán. Otros se alejarán. Los adecuados quedarán.
¿Y qué darán? Todo lo necesario, todo lo que quieran. Lo que quieran... y lo que te quieran.