lunes, 19 de mayo de 2014

Avituallamiento

Mientras veía las hormigas pasar con sus provisiones el niño reflexionaba.

El avituallamiento hormiguil era de una complejidad impactante. Casi como la vida que veía pasar… Y pasaba

Y pasaba, y pasaba. Pero nunca asistía.

Asistir hubiera sido un plato difícil de digerir, como un trago de alcohol de colonia, como si el viento empujara a las hormigas hacia el lado opuesto a su meta.

Pero ellas avanzaban sin descanso. Haciendo acopio de fuerzas lograban su objetivo. Incluso cargaban con 10 veces su peso. ¡Toda una hazaña!

Pero sin soportar el peso que más aplasta, que atrofia, que cansa, que debilita, que absorbe.

Ellas avanzan sin soportar el peso del alma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario