sábado, 12 de septiembre de 2015

Crear, vivir ¿o ambas?

Poeta acobardado, aplastado, por el precio del halago, propio o expropiado.

Idos, dijo al llegar, vuestros piropos no necesito, no soy un mito, ¿Me explico?

Y se explicó, se marchó y creó.

Pero quedó solo, mintiendo en su mente al menester de sus ideas, dignas de un demente. Para siempre.

O no siempre. Porque llegó la muerte. Y le preguntó - ¿Qué has hecho en vida?

- ¡Vivir! - Respondió

- Vivir rodeado de papeles, muchos y crueles, rozando el delirio, ni calor ni frío. ¿Qué sentiste, entonces, viviendo solo en un sin vivir?

- Sentí mi ser, escrito y descrito, maldito... No conozco placer más sencillo, que el de escribir sin ver a nadie más que a ti mismo.

- ¿Ese es el mayor placer conocido por alguien tan culto y admirado como usted?

- Sí

- Ahora le toca morir. ¿Algo qué decir?

- Enseñeme a vivir, sin dejar de escribir...

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